Los tiburones blanco
El gran tiburón blanco (Carcharodon carcharias) es una especie de tiburón lamniforme que se encuentra en las aguas cálidas y templadas de casi todos los océanos. Esta especie es la única que sobrevive en la actualidad del género Carcharodon.
Características:
CABEZA: Con forma de torpedo, la cabeza culmina en un gran hocico cónico, bajo el que se encuentra la boca, la cual está bordeada de blanco. En la parte superior, un par de agujeros conectan a través de sendos conductos con el oído interno, muy sensible. Dicha estructura posee también el sistema vestibular una serie de canales semicirculares que proporcionan el sentido del equilibrio.
OJOS: Su disposición a cada lado de la cabeza proporcionan un gran campo de visión.
LIBREA: A pesar de su nombre, los colores predominantes son el gris azul parduzco y el marrón pizarra por encima, aunque el vientre sí es blanquecino.
DIENTES: Tienen forma triangular y casi simétrica (a diferencia de otros marrajos), y son muy grandes, sin cúspides laterales y con los bordes serrados, siendo más anchos los de la mandíbula superior. Su filo es tal que pueden cortar una hoja de papel como lo haría una navaja. No presentan desgaste porque se van desprendiendo y reemplazando continuamente, de manera que a lo largo de toda su vida el tiburón blanco puede desarrollar miles de dientes.
AMPOLLAS DE LORENZINI: Muchos tiburones poseen numerosos poros superficiales, sobre todo en la parte cefálica, que esconden una complicada estructura sensorial: están conectados pro medio de canales (bien aislado y llenos de una sustancia conductora de la electricidad) a una pequeña cámara interior (la ampolla) tapizada de células pilíferas y electrorreceptoras. Las ampollas de Lorenzini suelen estar agrupadas y constituyen el sistema electrosensorial -el sentido más mistorioso- capaz de detectar los campos eléctricos de bajísima intensidad que poseen los seres vivos.
HENDIDURAS BRANQUIALES: Cinco grandes hendiduras paralelas abarcan por completo cada lado del tronco.
LINEA LATERAL: Está formada por una serie células pilíferas sensibles capaces de detectar los pequeños movimientos del agua causados por sus presas.
PIEL: Está recubierta pro innumerables dentículos dérmicos